A principios de 2024, recibí un mensaje de WhatsApp de Carlos (nombre ficticio), un cliente en Ecuador. Es el responsable de una gran finca de pitahayas, pero la clasificación de las frutas siempre había sido un desafío. Me comentó que el proceso manual no solo era ineficiente, sino que también dañaba la delicada piel de la fruta debido a un manejo inadecuado. Con el aumento de pedidos de exportación, estos problemas se habían convertido en un verdadero obstáculo. Su primera pregunta fue directa: "¿Tu equipo de clasificación realmente puede resolver estos problemas?"
Para ser sincero, la comunicación inicial no fue fácil. Carlos fue muy claro: su presupuesto era limitado, pero sus requisitos eran altos. El equipo tenía que clasificar las frutas con precisión, proteger la piel y ser fácil de operar y mantener. Incluso mencionó que los técnicos en su área no tenían mucha experiencia, por lo que si las reparaciones eran complicadas, sería un gran problema. Todos estos detalles requerían que lo analizáramos cuidadosamente.
Después de varias rondas de discusión, diseñamos una línea de clasificación personalizada específicamente para sus necesidades. La solución se centró en optimizar el módulo de clasificación, incorporando cintas transportadoras flexibles y diseños protectores para garantizar que la piel de la fruta no se dañara. Al mismo tiempo, ajustamos la configuración para adaptarnos a su presupuesto, eliminando algunas características auxiliares no esenciales, pero manteniendo los sistemas principales: elevadores, módulos de clasificación y unidades de embalaje. De esta manera, cumplimos con sus requisitos sin exceder el presupuesto.
Aun así, Carlos seguía teniendo dudas. En un momento, me preguntó: "Si en el futuro los pedidos de exportación se duplican, ¿esta máquina será suficiente?" Pude notar que le preocupaba la escalabilidad del equipo. Le expliqué que la línea podía procesar aproximadamente 6 toneladas de pitahaya por día, más que suficiente para sus necesidades actuales. También le aseguré que, si su producción aumentaba, solo tendría que agregar más salidas de clasificación o actualizar ciertos módulos, sin necesidad de reemplazar todo el sistema. Esta explicación finalmente lo tranquilizó.
A finales de octubre, Carlos tomó la decisión de realizar el pedido. A principios de noviembre, el equipo llegó a Ecuador y organizamos que nuestros técnicos instalaran y pusieran en marcha la línea en el sitio. Durante el proceso de instalación, hice una videollamada con Carlos para mostrarle el funcionamiento. Al ver cómo la pitahaya pasaba suavemente del elevador a la zona de clasificación y luego se clasificaba con precisión en diferentes salidas, sonrió y me dijo: "¡Su equipo es incluso más eficiente de lo que imaginé! Esto es una gran ayuda para mí".
Después de la instalación, me envió una foto de una pila de pitahayas recién clasificadas, ordenadas y listas para el embalaje. Las frutas se veían excelentes y listas para la exportación. Me comentó que las frutas clasificadas no solo tenían una mejor apariencia, sino que también obtenían precios más altos, y que la respuesta en el mercado de exportación había sido excelente. Lo que me hizo aún más feliz fue que mencionó sus planes para expandir su línea de producción el próximo año y aseguró que volvería a elegir nuestro equipo.
Esta colaboración duró casi un año, con varias idas y vueltas en el presupuesto y diseño. Pero ver la satisfacción de Carlos y los resultados que logró hizo que todo el esfuerzo valiera la pena. Si también estás buscando una línea de clasificación de pitahaya eficiente y precisa, no dudes en contactarnos. ¡En Joyshine estamos listos para ofrecerte soluciones profesionales adaptadas a tus necesidades!